sábado, 21 de marzo de 2009

La Alimentación

"Éste es el principio de un nuevo tiempo. El humano debe ver hacia dónde va. En un año sucederán demasiadas cosas que la Humanidad asimilará en forma diferente a la actual. Las defensas humanas han bajado porque han hecho desastres con la contaminación en todo. Y la alimentación que consumen les baja esas defensas.
Comer pescado es mejor que comer carnes blancas o rojas, porque contiene suficientes proteínas como para alimentarse bien sin colesterol o sustancias nocivas para la salud. Es recomendable ingerir mucha cantidad en cualquier variante, menos frito, por los aceites indigestos que entran en el organismo.
Deben comer pocas carnes blancas y no nada, porque al tener bajo contenido de colesterol perjudica menos que las rojas.
Las aves y los peces también sufren. No por ser menores en tamaño su sufrimiento es menor, sólo que consideramos que a los humanos se les hace difícil volverse vegetarianos del todo y las carnes blancas son menos dañinas que las rojas.
Definitivamente NO se deben comer carnes rojas, porque en la matanza del animal y en el sacrificio que ello supone, gran parte de ese sufrimiento se transmite a su materia orgánica de forma casi imperceptible y poco comprensible para los humanos. Pero el pobre animal sacrificado sufre torturas horribles, mutilaciones y cadalsos que en nada envidiarían los brujos de la edad Media. La carne roja, además de las sustancias indigestas que posee en sí misma, tiene en su interior un mal karma. Ese mal karma se introduce en el organismo humano atacando centros vitales como el corazón, los sentimientos y los afectos de una manera casi incomprensible para ustedes. Pueden comer lo que deseen, mientras ese alimento no provenga de un animal sacrificado o torturado. Lo ideal sería alimentarse sólo con productos que provengan de la tierra y no ingerir carne de animales de ningún tipo por solidaridad hacia ellos y por cuidar vuestra salud".

Seres de Luz

"Nosotros somos un grupo de Seres de Luz que vibramos en tu misma frecuencia. Por eso nos captas. Con quien tú te comunicas somos nosotros mismos que aceptamos tu creencia. Es más, en realidad nosotros te la impusimos. Pero ya no puedes decir que te conectas con los ángeles porque éstos no existen. Somos Seres de Luz y hablas con uno y con todos al mismo tiempo. No habitamos este plano y estamos aquí para ayudar a mitigar los dolores del humano: los del cuerpo y los del alma. Cuando necesites ayuda invoca nuestro nombre.
Somos seres como tú pero diferentes en esencia. No somos visibles pero podemos manifestarnos si lo deseamos o si la situación lo requiere. Nosotros no somos ET. No tenemos, como ellos, presencia física, pero podemos materializarnos cuando lo creemos conveniente. Tú sabes que ellos están y ellos saben que tú sabes. Ellos vendrán a ti. Ellos te encontrarán. No es para asustarse, es para regocijarse. No lo hacen con todos.
No preguntes para qué te pueden servir ellos, porque el verdadero sentido de la frase es ¿para qué les puedes tú servir a ellos? (que no somos nosotros). Para ayudar a otros humanos a tomar conciencia de que no están solos en el Universo y que no todo lo desconocido es malo.
A veces le temen a la noche y se pierden de ver las estrellas.
Tienes nuestro apoyo, tienes nuestro Amor y tienes nuestros conocimientos. ¿Qué más deseas? En tus oraciones nocturnas hacemos lo que nos pides. Tú no ves los resultados pero nosotros, que todo lo vemos y en todo estamos, sí. Y te aseguro que sirven..."

La Educación de los Hijos


"Depende de ti todo en la vida. Nadie te regalará nada. Debes luchar por tus cosas, aprender a vivir y ser ejemplo de tus hijos. Éstos deben ser educados y a veces la dureza es mejor que la explicación. A los hijos no se les explica, se les ordena. Así se educa. Si tú les exlpicas todo, los pones al mismo nivel que el tuyo: tú eres autoridad y así deben verte ellos. Están aprendiendo, deben obedecer y respetar las decisiones de los padres. No puedes explicar cada cosa; ellos no tienen capacidad para comprender determinadas situaciones. Te pueden decir: "entiendo". Pero entender es dejar de hacer o hacer una cosa, no recibir información.
Ellos están aprendiendo, no enseñando. Necesitan tener una guía, el peso de la autoridad. "Esto no se hace, aquello sí. ¿Por qué? Porque yo lo digo, por eso soy tu padre, no tu amigo". Amigo se es cuando grande.
Imagínate una casa manejada por el cerebro de niños pequeños... ¿Cómo sería esa casa?
Aplica tus propias leyes. Castiga pero no dañes. El castigo es bueno si permite aprender una lección. Has de saber que los hijos tienen frágil la memoria y si no castigas ahora, mañana será tarde. De nada sirve una penitencia de un mes si al día siguiente ellos ya olvidaron de qué se los acusa. Debes penitenciarlos en el momento de la mala acción o la contestación mala o el enojo injustificado. Y que tu penitencia les duela en el momento justo, no veinticuatro horas después.
Si debes imponerles una penitencia, hazlo ahora que aún es tiempo. Mañana podría ser tarde. Dales siempre la oportunidad de disculparse; no los tiranices, sólo acompáñalos en su crecimiento y apóyalos en lo que consideres bueno. Ellos aprenderán de ti. No será una inversión hecha en saco roto.
Todo lo que te esfuerces dará buenos frutos, buenos resultados. Dales la oportunidad de probar una y otra vez hasta que aprendan a reconocer solos cuál es el camino correcto. Protégelos, pero permite que hagan su vida según su propio criterio y tus enseñanzas. Haz de ellos buenas personas para que no llegue el día en que llores por sus actitudes.
No puedes evitar que vivan determinados procesos evolutivos propios de su edad y de la sociedad en que se mueven. No puedes hacerlo porque les cortarías las alas y no les enseñarías a volar.
Cuando se sientan afianzados en su vida como personas y en familia, se darán cuenta de que los errores que han cometido no fueron más que eso, errores y no los cometerán más. No los prives del hecho de experimentar aun lo malo, mientras sientas que los puedes controlar.
Los adultos no pueden equivocarse. El tiempo pasa y tú debes ser el bastión en el que tus hijos se apoyen. Ellos tienen toda la vida por delante, los grandes, no. No pueden permitirse el lujo de cometer errores.
Haz lo que sientas y digas: ésa es la forma de ser autoridad y no cómplice. No temas dar órdenes si éstas son justas. Los humanos hacen las cosas más cómodas para no sufrir, no se preocupan por el sufrimiento que padecerán los niños cuando sean grandes. Tú das las bases para su comportamiento. Esas bases son el ejemplo que das; si ellos quieren o no seguirlas, es cosa de ellos. No puedes reprimir sus personalidades.
La educación debe ser natural. Les muestras un mundo bueno dentro de tu casa pero ellos ven uno no tan bueno fuera. El mundo no es como tú quieres. Si no estuvieras, si te enfermas o mueres ¿cómo tus hijos podrían vivir en el mundo real cuando tú les mostraste siempre uno de fantasía? ¿No crees que podrán caer fácilmente en las manos de cualquiera? Al tratar de separarlos de la vida normal les quitas defensas.
Cuando un niño juega a las cartas desde pequeño y otro no lo hizo nunca ¿quién de los dos estará más preparado para vivir en la calle? El juego es picardía, despierta los sentidos y los hace menos vulnerables al dolor. Y la crueldad no tiene fronteras cuando el dolor es grande.
Tú mientes a veces a tus hijos para que hagan o no determinadas cosas, pero sabes que lo haces para que ellos aprendan. Muchas veces no se miente para engañar sino para enseñar.
No importa que tú sufras, lo que importa es que tus hijos no sufran en el futuro por no haberles enseñado a comportarse en sociedad."