"Dios es algo inmaterial, algo idílico y perfecto que sólo mora en la mente de quienes creen en él. Dios no tiene nombre, es algo etéreo, inteligente, es la cima de la sabiduría, de las leyes, de la bondad y el Amor. Ese Dios del que hablan todos es el mismo Dios con diferentes nombres. Le han puesto miles distintos y todos son él.
Los nombres nada dicen en concreto, sólo sirven para identificar algo diferenciándolo de lo demás. Pero lo llames como lo llames, Viracocha, Vishnú, Buda o Jesús, es lo mismo. El nombre nada significa. Lo importante es la idea que se tiene de él. El nombre no significa más que lo que tú quieres representar con él.
Llámame como quieras, pero llámame.
Nada de lo que tú eres o fuiste fue por casualidad. Eres tan humana como cualquier humano y provienes del mismo sitio del cual provenimos todos, humanos o no. Eres parte sustancial de un Todo. No lo ves porque eres pequeña, infinitamente pequeña comparada con el Ser que te creó. No puedes ver más allá de tus narices porque tu tamaño no te lo permite. Pero si pudieras ver desde donde Yo te estoy viendo, verías, si no el Todo, al menos una gran parte del ser de donde provienes.
Has logrado avanzar algo en tu evolución aunque aún te faltan eones de vidas para alcanzarme. Y nunca lo harás aunque te esfuerces, pues yo nací y morí mil veces antes que tú. Te precedo en eones de vidas.
Cada vez que quieras saber de mí, búscate a ti misma y me encontrarás."